El otro día hablaba de los cambios que se suelen producir cuando llega la primavera en Japon. En mi caso, uno de estos cambios ha sido volver a trabajar en mi empresa después de estar casi dos años en un proyecto externo (outsourcing) que en principio iba a durar solo unos pocos meses.
¿Por qué ha durado tanto? Bueno, en principio solo íbamos para echar una mano, pero a medida que pasaban los meses el proyecto no paro de crecer y ahí seguimos. Fue una época bastante buena, trabajando muy cerca de Shinjuku, con mucha gente y aprendiendo bastante. Luego el proyecto llego a una fase donde no tanta gente era necesaria y fuimos disminuyendo, quedando cada vez menos. Para bien o para mal parece ser que era necesaria mi presencia, así que fuí uno de los veinte de los más de cuarenta que éramos al principio. Bien porque me consideraba necesario, pero mal cuando llegamos a ser siete personas ya cansados de un proyecto que no parecía acabar.
Hace unas semanas finalmente acabó mi participación en el proyecto. ¡Por fin! Así que ahora estoy de vuelta en mi empresa, con tanto o más trabajo que antes, pero al menos con un ambiente mucho más agradable. Mi tarea a partir de ahora es desarrollar un juego para una de las principales de plataformas de juegos para móviles que
hay en Japón. La entrega es demasiado temprana y somos demasiado pocos para acabarlo, pero al menos (de momento) estoy mucho mejor que antes.
Éste es uno de los cambios que vinieron con la primavera. No es el mejor, pero si que he mejorado!
De regalo, unas fotos de mis últimos viajes 🙂
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Bali
Hanoi