La Universidad de Obirin es donde me encuentro realizando un curso exclusivamente de japonés de un año de duración. La finalidad del curso es preparar a la gente para poder acceder a la universidad japonesa ya sea como estudiantes de nuevo acceso o de grado superior. Para ello nos están preparando para superar el examen de nivel 1 o 2 de Nihongo nōryoku shiken (日本語能力試験, “Examen de Aptitud del Idioma Japonés”) y el exámen de acceso a la universidad para extranjeros. Aun así es insuficiente ya que debemos preparar por nuestra cuenta el examen de acceso a la universidad que nos interese. Yo de aun no tengo claro qué hacer, pero por si acaso voy mirando universidades.
Lo único que tengo claro ahora mismo es que ojalá me huebiese quedado en la academia de Osaka porque de momento aquí no estoy muy cómodo. Resulta que hay sólo dos grupos y totalmente descompensados. El grupo A que se podría decir que ha empezado desde lo más básico del japonés; y el grupo B, orientado para presentarse en unos pocos meses al nivel más difícil del examen de capacitación de japonés. Así que los que estamos en un nivel intermedio estamos de un humor… porque lógicamente no es imposible seguir el ritmo del grupo B, y eso que lo hemos intentado. Ya veremos como se desarrolla todo.
¡Ah! Otra cosa más. De todos los estudiantes de japonés soy el único no asiático. El reparto de los treinta que somos es: yo, un chico indio, una chica coreana y el resto chinos hablando todo el tiempo en chino… Lo jodido es que son los que más controlan el japonés y la clase está más adaptada a ellos ya que son capaces de comprender casi cualquier texto escrito (no necesariamente pueden saber leerlo). Una putada, vamos. Menos mal que mi colega indio y un chico chino nos hemos apuntado a clases de Ikebana 生け花 para matar el tiempo.